Muchos de los programas de TV de los años ochenta nos atraparon y nos hicieron disfrutar tanto que sentíamos interiormente que en algún momento de nuestras vidas íbamos a tener la posibilidad de hacer cosas como esa, sin tener noción del peligro y mucho menos tener en cuenta todas esos factores que hacen que una toma de TV estén compuestas por dobles de riesgo y la posibilidad de hacerlas una y otra vez hasta que quede bien. La serie que me atrapo de chico es (El Auto Fantástico, El Coche Fantástico o Knight Rider) como quieran llamarlo. Los cierto de este caso es que todo lo que saliera de esta serie lo quería tener. Creo que a fines del año 1985 ví una publicidad de un auto a control remoto de El Auto Fantástico (y sin cable) que por aquellos tiempos en nuestro país no era común. En cuanto lo ví lo pedí como regalo por parte de Papá Noel o Reyes, con tal que llegue daba igual quien lo trajera, y mis padres me dijeron que iban a averiguar si se podía. El mensaje había sido claro y nunca les había pedido nada en especial, pero este caso era especial. Para resumirles, mis padres me dijeron que empiece a ahorrar y empecé ese mismo día. El asunto era que cuando llegaba al valor en que lo había visto en la juguetería iba y estaba al doble y en algunos casos hasta el triple, para los que no lo saben, los 80 fueron muy lindos pero la inflación era muy alta. En el invierno de 1987 El Auto Fantástico llega al país, mas precisamente a Buenos Aires, y no se podía viajar, para mi suerte, en el verano del año 1988 llega a Mar del Plata y lo pude ver, es ahí en esa exposición donde me compran mi primer Auto Fantástico, pero no era el que yo estaba pidiendo, este era del tamaño de uno de colección igualmente de inmediato paso a ser mi favorito.
Tuvieron que pasar tres años desde que empecé a ahorrar hasta que cerca de la navidad de 1988 desaparecen mis ahorros, eran 200 australes, frutos de un gran esfuerzo. El 24/12/1988 al medio día, hacia mucho calor y el sol estaba muy fuerte, mis papás estaban preparando el almuerzo rápido y organizando todo para la cena con la familia. Mi papá me mira a lo lejos (estaba mas ansioso que yo) y me dice “por que no te fijas que hay abajo del arbolito?”…. . y si, ahí estaba, era KITT, el mismo que salía en la publicidad, el que seguí durante 3 años, estaba en su caja, esperando que los sacara de ahí, que lo usara, creo que se pueden imaginar la emoción que sentí yo que con 9 años veía que con paciencia y esfuerzo llegaban los resultados que esperaba. Ya van más de 20 años de esta historia de mi vida, y no me quejo por que sigo creyendo que si tengo paciencia y me esfuerzo voy a lograr gran parte de las cosas que me proponga. A continuación les dejo las fotos de este Corvette que en Argentina allá por los 80 era vendido como el juguete de KITT (y que costo tanto) y también las fotos de KITT de colección que lo compramos en el verano de 1988 en la exposición. (el auto de colección esta recontra gastado por el uso, no por malos tatos).
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